Deslizas tus pies con lenta armonía,
un cuerpo caliente gira de tus dedos,
en cada compás mi pecho se agita,
mirando la danza de tu esbelto cuerpo.
Cálido, elegante todo un caballero,
buscando el punto de la admiración,
meciendo al viento el brillo de tu pelo,
Seduciendo al compás de la canción.
La danza te atrapa te amarra a su nudo,
te vuelves un ave que vuela sin prisa,
dejas en el suelo los ruidos del mundo,
para evaporarte con la melodía.
Tu cuerpo es un arco, una pluma leve,
un pez nadando en medio del río,
una fruta roja, unos ojos verdes,
la máscara de un amor infinito.
La danza en ti es fuego que prende,
la luz que te forma, que te abraza y pinta,
la senda que se abre a todos tus días,
magia que te hace un ser diferente.
El baile del amor, juego de pareja que se muestra esplendoroso, en toda su magnitud, es la visión de un conjuro que hechiza entrañas, que se abren a un voluptuoso juego, de sonidos, aromas, cadencias, y sueños.
ResponderEliminarCuando la llama del amor prende, morimos como ave Fenix, para volver siempre a resurgir de nuestras propias cenizas.
Un precioso poema y lleno de profundidad, como siempre.
Un saludo.